Aquí aguardan las iglesias fortificadas de San Juan Bautista y la de Santa María de los Reyes, cuyo pórtico fue policromado por Juan Francisco de Rivera en el XVII.
No dejes de visitar esta joya del arte vasco y su pórtico policromado, cuyos vestigios más antiguos datan del siglo XII, y la de San Juan Bautista, que cuenta con interesantes piezas de arte religioso como el retablo mayor, una espectacular pieza barroca.
Nuestras calles
Nuestras estrechas calles, las puertas de acceso a la villa y los restos de murallas que aún quedan, te trasladarán en el tiempo, lo mismo que los restos del neolítico o de la Edad del Bronce que se encuentran en las cercanías y que son los más antiguos de comunidades agrícolas descubiertos en Euskadi.
Las calles de nuestra villa amurallada están repletas de espléndidos edificios medievales, renacentistas, barrocos y neoclásicos, prueba de que en el pasado fue una importante atalaya, pero aún hoy te recibe con los brazos abiertos y una excelente oferta enogastronómica.
Una villa minada de bodegas
Laguardia está minada de bodegas y no te será difícil comprobarlo visitando los calados de algunos de nuestros establecimientos.
El vino es el producto que ha marcado nuestra vida y nuestra historia, así que no puedes dejar de probarlo.
No te faltarán oportunidades en las vinotecas, bares, restaurantes y bodegas que la rodean, muchas de las cuales se te presentan con estilos arquitectónicos de vanguardia.
Conoce el proceso de producción del vino en muchas de las visitas guiadas que se ofrecen en nuestro municipio. Y no olvides que el mejor vino es siempre el que has bebido. Aquí lo disfrutarás además en el lugar donde nace y se cría.
Una visita a Laguardia y un paseo por sus calles o por nuestra atalaya de “El Collao” es algo que no olvidarás.
Enoturismo en Laguardia